Mi mamá tiene razón. El que se ríe solo de tu maldad se acuerda. Hoy me río por cada una de las cosas que he hecho, aunque no sean propiamente maldades. Creo que en la medida de nuestras posibilidades, intentamos no errar, pero somos humanos, no podemos evitarlo, eso hace parte de nosotros. No todo es malo. En ocasiones somos medianamente maduros y actuamos de forma supuestamente sensata, como cuando obedecemos y cumplimos las demandas de nuestra familia y de la misma sociedad.
Sin embargo, no es suficiente. Necesitamos cometer estupideces, quizá por el mismo hecho de sentirnos vivos, aunque el resto de la humanidad nos lo repruebe y aunque en algún momento sentíamos ese absurdo sentimiento de estar arrepentidos. Necesitamos sentirnos vivos porque la vida misma trae consigo la rutina que nos hace ser cadáveres ambulantes, seres poco pensantes que vagan y que nunca arriesgan nada.
Yo por mi parte, hace como un mes, actué de manera poco cuerda y cometí un error. Me arrepiento porque quizá le causé daño a algunas personas, sin tener la mínima intención de hacerlo. Pero definitivamente, necesitaba sentirme viva. Quizás soy una persona egoísta, lo acepto. A pesar de eso, sólo quería despertar de mi letargo mental.
Hoy solo me doy pajazos mentales y me convenzo a mi misma que estas cosas suceden por algún tipo de razón, y que definitivamente, nada es casualidad. Algunos, entre esos me incluyo, somos del tipo personas que constantemente necesitan renovarse y tener nuevas ilusiones, sueños, o como cada quien quiera llamarle, porque definitivamente no solo de ilusiones vive el hombre, sino de los hechos que te hagan sentir cosas extraordinarias.
