19 jul 2014

Tú, padre de David

La felicidad existe. Hoy lo doy por hecho porque te he conocido. Haz cambiado mi vida en sólo seis meses y me siento feliz de tenerte conmigo, nunca imaginé que ese 26 de enero modificaría mi presente. ¡Y sí que lo hizo! Me he descubierto soñando despierta, pensando en un futuro a tu lado, en quizá tener una familia y en vivir justos por siempre. Me siento ñoña pero feliz.
Todo el tiempo quiero decirte lo mucho que siento por ti, quiero abrazarte y verte dormir. Nunca antes había experimentado tanta tranquilidad y seguridad. Antes pensaba que las relaciones sentimentales éxitosas sólo estaban destinadas para unos pocos y que es de 'felices para siempre' era la mentira más grande que nos dejó Disney. Hoy mi corazón es tuyo y no tengo miedo de lo que pueda pasar, eres mi acompañante en estos días de 2014.
Nunca te olvidaré. Aunque como dice Borgues..."Ya somos el olvido que seremos". Ya lo somos sin olvidarnos. Pero en mí, estarás presente en cada día de mi vida, en cada pensamiento y en cada sentir. No podré decirte adiós porque me enseñaste a creer, a sentir. Yo me había dado por vencida,  pensaba que Dios se había olvidado de mí, pero apareciste para quedarte y amarte por siempre. 

Atte.: Yo en mi versión más ñoña.