16 jun 2011

El día que conocí el Metlac

Sentir el aire fresco, conocer la historia de la región y ver el Metlac de cerca es una experiencia sin igual. Esta fue mi reacción al interesarme un poco más por saber qué contenía las entrañas de este maravilloso lugar, en donde se puede experimentar totalmente la paz interior por el contacto real con la naturaleza. Así me sentí. Llena de vida y de múltiples intenciones de apoyar la preservación del medio ambiente.

Siendo el punto de encuentro la enigmática estación del tren en Fortín, los presentes se prepararon con lo suficiente para ir, ya que después de iniciada la travesía desde el Volcán al Río Blanco por el Metlac, no había regreso. De esta manera, con zapatos de montaña y ropa cómoda, los casi 200 caminantes siguieron esta antigua ruta del ferrocarril, en busca de ese algo diferente que te hace pensar que ceder ante el cansancio, nunca fuese una opción, a pesar del extenso recorrido.

"Será un viaje sin igual porque los ríos son las venas de la tierra y las cuencas, como esta, son espacios de confluencia social y biodiversidad", dijo el presidente Emilio Zilli Debernardi, presidente de la asociación civil Vecinos y Amigos del Ambiente y el Patrimonio Cultural, quien organiza año tras año, eventos como este.


La lluvia, la humedad, el sol y el constante resplandor hicieron presencia durante las más de tres horas de viaje, debido que el clima variante de la región, se sintió mayormente acentuado en esta zona de bosque tropical, en el que el río fue el principal protagonista, debido a que los asistentes estuvieron siguiendo su cauce. Los restos de la primitiva vía férrea cautivaron a más de uno. Silenciosamente recuerdan la historia de dos municipios que compartían los mismos recursos y esfuerzos por salir adelante. Sin embargo, ayer los presentes sólo vieron pedazos de madera pudriéndose y a punto de caer.


En el camino, las reflexiones sobre el cuidado de la naturaleza no se hicieron esperar. "Queremos un mejor lugar en donde vivir, por lo que está en nuestras manos cuidar lo que le queda a nuestros hijos", mencionó una madre de familia de la comunidad de Xocotla, de Chocamán, presente en todo el camino. Al llegar al punto final, la hacienda de Zapoapita para ver la unión de los dos ríos más importantes de la región, el blanco y el Metlac, los rostros de los caminantes cambió ante el espectáculo de contaminación más grande de todo el recorrido ecoturístico: un afluente lleno de desperdicios por parte de grandes empresas de Orizaba. 


Sólo se escucharon fugazmente las siguientes palabras de exhorto: "Tenemos que dejar de ser cómodos con nuestra situación, el mundo cada vez está más dañado, por lo que debemos gestionar los proyectos necesarios y educarnos porque aún estamos a tiempo de hacer algo por el planeta", concluyó el organizador.

12 jun 2011

Los 24 en tierras manitas

Nunca pensé que a mis 24 años estuviera viviendo en tierras mexicanas, completamente sola. Bueno, ni tanto. Hoy comparto una vida internacional con gente de España, Argentina, Perú, Venezuela, y por supuesto, México, con los que he creado entrañables lazos de amistad, y por qué no, de afecto.



Cada uno de los momentos vividos con ellos, han quedado marcados en mi mente, pues poco a poco hemos sido familia en unas tierras extrañas, donde sólo nos ha quedado aliarnos los unos a los otros porque la soledad hace estragos si te dejas de ella. Creo que esto ha cambiado mi visión del mundo, aún más, ya que la verdad, imaginé estar cumpliendo esta cantidad de años, en Colombia, quizá con un buen empleo y haciendo lo que hacen todos los demás. Sin embargo, vivo al extremo.



La vida en este maravilloso país es diferente a lo que me imaginé, debido al cúmulo de elementos que tiene su cultura que le hacen rico en todos los aspectos, y sobre todo le hacen diferente a todo lo conocido hasta el momento. Me gusta todo de México.
Su gente, su comida, sus cantinas y su tequila, han hecho que me haya enamorado de cada detalle que he visto en los últimos siete meses lejos de casa. Hoy ya no me siento extraña, ahora puedo sentir que estoy donde debí estar porque esta experiencia ha hecho de mí, alguien diferente, quizá un poco más madura, pero definitivamente intrépida.
Ya no hay miedo al futuro, a la soledad o al fracaso, se vive lo que se tiene que vivir, y las situaciones se afrontan como vengan. El temor quedó atrás cuando decidí ser feliz y ser yo misma en las tierras manitas. Por eso, hoy puedo decir que México es mi segundo hogar.

4 jun 2011

Fragmentos de mí

Los últimos días son los más eternos. Siento que ya es momento de volver y sentirme en confianza, sobre todo conmigo misma, porque hoy, soy una perfecta extraña en un cuerpo conocido.
Lucho por mantenerme con el mismo deseo que al principio, sin embargo, no puedo. Hay más intenciones de huir de tener nuevos comienzos que continuar esta historia que se ha vuelto pesadilla desde el momento que decidiste decirme adiós.
Así, me has llevado a sentirme rodeado de gente que por inercia te saluda y dice ser amigo, pero que sólo quiere saber si pasó o no pasó algo con cualquier desconocido por el que haya experimentado un mínimo deseo.
No obstante, callas. Miras de lejos cómo he construido una vida, quizá un tanto superflua, mientras tú sigues encerrado en la tuya. Ves cómo soy alguien, cómo brillo con luz propia al tiempo que poco a poco te vas a pagando por tu estúpida forma de ver el mundo.
Ahora la soledad es mi mayor confidente. No me juzga, no se burla de mí, sólo me entiende. Quizá porque pensamos igual y nos sentimos vacíos. En este punto, los lamentos son sin sentido, esperan el tiempo propicio para salir, dar libertad y consuelo a este pobre intento de mujer que sólo quiere olvidarte.
Por eso, poner kilómetros es la mejor opción. Es la luz al final del tenebroso camino, porque ya ni siquiera las lágrimas tienen ese efecto milagroso. Hoy, aunque nadie lo entienda, puedo sentir que haberte tenido una vez más, ha sido el remedio para sacarte ver que te falta alma para ser parte de mi vida. Hoy definitivamente, puedo decir: Adiós, amor.