Los nervios se hicieron presentes y la
adrenalina estaba a todo lo que da. Era momento de enfrentar todos los miedos y
poder disfrutar de una de las experiencias más anheladas por los seres humanos:
volar.
Esto lo pude sentir al vivir mi primer vuelo en
parapente, durante el ‘Festival del Globo 2014’ en este municipio.
“No tienes nada que preocuparte, es muy seguro”, decía
mi instructor Salvador mientras me preparaba y aseguraba el equipo para no
tener inconvenientes en el aire. “Estoy seguro que te encantará”, dijo. Yo sólo
podría pensar en abrazar el cielo.
Llegó el momento se salir. Abrí mis piernas a la
altura de mis hombros y corrí al vacío luego de que me dieran la instrucción.
Ahí estaba. El paisaje, el aire y yo. “No existe nada que supere esto”, pensé.
El tiempo pasó pronto y mis 20 minutos en el aire llegaron
a su fin. Alcé mis piernas para no lastimarme y volví a tocar tierra. Ahí
vinieron los abrazos de quienes me recibieron como uno de ellos: los
parapentistas que viven su vida al máximo y que volar los alienta a seguir.
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