María no
deja de ver a la 'Patrona' a quien se le celebra en su comunidad. La mira
directamente como quien busca obtener la certeza de que su superior le atiende.
En su caso, va en busca de una respuesta muy personal: Quiere bendiciones para
su familia.
Sabe que tiene una sola oportunidad y es la que le ha
llegado. Se acerca, le sonríe y cierra sus ojos para comenzar una muda
plegaria. Sólo ella y nuestra Señora del Rosario conocen los detalles de lo que
está pidiendo, aunque es notoria la vehemencia de su clamor al apretar sus
labios.
La oración dura unos minutos mientras el mundo transcurre a
su alrededor. El padre continúa dando bendiciones a los feligreses y hay
quienes ya han iniciado el convivio preparado para todos los habitantes de la
comunidad de Palo Alto, misma que pertenece a este municipio. Todo pasa y María
sigue ahí. Su ropa denota que es una mujer de condición humilde y que vive del
campo, pero sus rasgos muestran que ha sido emprendedora.
Al finalizar toca el manto que tiene la virgen y acaricia al
Santo Niño que tiene en sus brazos. Ella tiene claro que no puede irse sin
reverenciar a su redentor, por eso, se arrodilla sin importarle al cantidad de
pétalos que hay en el suelo, y luego se persigna. Vuelve a la realidad
suspendida para darse cuenta que hay alguien viéndole. Sin embargo, no se
avergüenza. Sonríe y dice suavemente: "creo que puedo tener un milagro, es
muy buena la madre de Dios".
María hace parte de esta comunidad que ayer celebró a la
Virgen del Rosario como patrona del lugar y de las 'batallas. Así, se llevó a
cabo un festejo simbólico lleno de un ambiente familiar, en donde participaron
cada uno de los habitantes de esta zona de Fortín.
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