Hace poco, querido lector, viví una de las crisis más fuertes que he podido pasar. Sentí, lloré y maldije porque permití que una persona dañara todo lo que durante algunos años había fortalecido: mi corazón. Aún no dejo de pensar en las razones para haber llegado a tanto, sólo el tiempo me irá dando las pistas necesarias para entenderlo.
Lo importante, realmente importante, es que la vida continúa. Seguimos vivos y con muchos sueños por cumplir. Hay que sacar la 'casta' y demostrar de qué estamos hechos. Quizá suene a terapia grupal pero lo cierto es que muchas veces estas palabras se nos olvidan. Nos perdemos, nos olvidamos.
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